Júlia Orri, creadora de contenido sobre fútbol femenino, ha reseñado así su lectura del libro juvenil de Milagros López La Sociedad del Infinito en el Mundial de fútbol femenino (Verbum, 2025):

«En las gradas, entre banderas que ondean y cánticos que suben como olas, hay un brillo distinto. No es solo la emoción de un partido decisivo. Es algo más profundo, algo que late con fuerza en las miradas de quienes apenas superan el metro de estatura. Niñas y niños que, con las mejillas pintadas, agitan carteles donde no aparecen solo los nombres de Messi o Cristiano, sino los de Alexia, Aitana o Jenni. El fútbol femenino ya no es un susurro en los márgenes, ahora es un grito que recorre estadios y pantallas, un relato que se escribe a la vista de todos.

En La Sociedad del Infinito en el Mundial de Fútbol Femenino, la trama se mezcla con la realidad de este cambio histórico. El libro, con su mezcla de fantasía y pasión deportiva, nos lleva de la mano de un grupo de amigos que descubren que el verdadero poder no está solo en ganar, sino en inspirar. Los protagonistas viajan por un mundo donde cada jugada puede abrir portales y cada gol libera un pedazo de historia olvidada. Entre capítulos, se filtra una certeza: el fútbol femenino no es una moda, es un movimiento que está cambiando lo que significa soñar.

Lo mágico es que este cambio se ve reflejado en los ojos de los más pequeños. Antes, las niñas que amaban el fútbol buscaban referentes en figuras masculinas porque eran las únicas que la televisión les ofrecía. Ahora, en los patios de colegio y en los parques, se escucha: “Quiero ser como Aitana” o “Voy a chutar como Alexia Putellas”. El espejo ha cambiado de forma, y en él se refleja un futuro más amplio.

El Mundial se convierte en un escenario donde lo imposible parece posible. Las gradas se llenan de familias completas, las camisetas con nombres femeninos se agotan, y la conversación deja de ser “ellas también juegan” para pasar a “ellas hacen historia”. La novela lo envuelve todo con un halo fantástico, como si las victorias y derrotas fueran parte de un hechizo que rompe viejas barreras.

Porque la verdadera Sociedad del Infinito es esa que, en un estadio o en una página de un libro, entiende que los sueños no tienen género. Y que cuando una niña se calza sus botas y se ata el pelo antes de un partido, está escribiendo —sin saberlo— la próxima página de un cuento que no tendrá final» –Júlia Orri.

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